Cuando el señor Pond me vio un poco triste me entregó uno de sus sobres misteriosos, uno de esos sobres verjurados color hueso que contienen, las más de las veces, enlaces a páginas muy interesantes. En esta ocasión hizo honor a su buena fama.
Júzguenlo ustedes mismos.
Me atrevo a asegurar que funciona.
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