Si su sentido del humor les juega una mala pasada en forma de mareos intermitentes y severas cefalalgias no duden en entrar inmediatamente aquí.
Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.
lunes, 26 de mayo de 2008
SHAKEN, NOT STIRRED
Si su sentido del humor les juega una mala pasada en forma de mareos intermitentes y severas cefalalgias no duden en entrar inmediatamente aquí.
sábado, 24 de mayo de 2008
ESTO ES UNA "BALACERA"
jueves, 15 de mayo de 2008
ALFILERAZOS "CLÁSICOS"
martes, 13 de mayo de 2008
THERE´S NO BUSINESS LIKE SHOW BUSINESS
Años después esa canción, junto con otras del propio Berlin, serían incluidas en una película que llevaba precisamente este mismo título: There is no business like show business (Walter Lang, 1954). No por nada este tema, símbolo de la cara más amable del mundo del espectáculo, pasaba por ser el principal del filme. La versión que figuraba en él, cantada por Ethel Merman, se haría famosa mundialmente, convirtiéndolo en un ejemplo paradigmático de la que pasaría por ser la visión lúdica y alegre de este mundillo, una visión, por desgracia, muy alejada de la auténtica naturaleza de aquel complejo fabril en el que se manufacturaban sueños.
A continuación les incluyo la letra por si les entran ganas de acompañar a Ethel Merman.
There's no business like show business like no business
I know
Nowhere could you get that happy feeling when you are stealing that extra bow
There's no people like show people, they smile when they are low
Even with a turkey that you know will fold, you may be stranded out in the cold
Still you wouldn't change it for a sack of gold, let's go on with the show
The butcher, the baker, the grocer, the clerk
Are secretly unhappy men because
The butcher, the baker, the grocer, the clerk
Get paid for what they do but no applause.
They'd gladly bid their dreary jobs goodbye for anything theatrical and why?
There's no business like show business and I tell you it's so
Traveling through the country is so thrilling, standing out in front on opening nights
Smiling as you watch the theater filling, and there's your billing out there in lights
There's no people like show people, they smile when they are low
Angels come from everywhere with lots of jack, and when you lose it, there's no attack
Where could you get money that you don't give back? Let's go on with the show
(There's no business like show business like no business I know)
You get word before the show has started that your favorite uncle died at dawn
Top of that, your pa and ma have parted, you're broken-hearted, but you go on
(There's no people like show people, they smile when they are low)
Yesterday they told you you would not go far, that night you open and there you are
Next day on your dressing room they've hung a star, let's go on with the show!!
DESENFUNDA EL BANJO... FORASTERO
jueves, 8 de mayo de 2008
LARGA VIDA PARA KULECHOV
En esencia tal experimento consistía en demostrar cómo el mismo gesto de un actor puede transmitir sentimientos muy diferentes según cuál fuera la imagen que lo acompañara. En la práctica desarrollada por Kulechov éste lo consiguió uniendo imágenes en las que se mostraban sucesivamente un plato de sopa, un niña muerta y una bella mujer, intercalando entre cada una el rostro del actor Iván Mosjukin, cuyo gesto no variaba en absoluto a pesar de que las imágenes que lo acompañaban sí lo hicieran. Paradójicamente ese rostro inmutable bastaba para transmitir a los espectadores unas emociones que conjugaban a la perfección con la naturaleza de las imágenes visionadas.
Existe una anécdota en la que participan Hitchcock y James Stewart, en la cual el primero se propuso demostrar al segundo la importancia que poseía el montaje para el lenguaje cinematográfico. Para ello el director no tuvo mejor idea que poner en práctica una modalidad del citado experimento.
Primero le mostró a Jimmy una imagen en la que podía vérsele luciendo un rostro sonriente, una imagen a la que seguía la estampa de un tierno bebé. Seguidamente volvió a mostrarle la misma imagen sonriente mas en esa ocasión la encadenó con otra en la que se mostraba la figura de una bellísima mujer desnuda. Naturalmente la interpretación que se podía dar a la misma sonrisa variaba radicalmente entre un caso y otro: durante la proyección de estas imágenes el pobre Stewart pasaba sin solución de continuidad de ser considerado un amantísimo padre a un degenerado lujurioso. Y eso sin que hubiera variado un ápice su cordial sonrisa.
En Youtube me he encontrado con el siguiente vídeo, un anuncio de una marca de refrescos para cuya realización se utiliza una escena de la película Espartaco (Spartacus, Stanley Kubrick, 1960). La gracia del anuncio radica en la contemplación del rostro de Kirk Douglas, pues dado el nuevo montaje las emociones que nos sugiere son muy diferentes a las que originalmente nos mostraba en la película.
En suma, que hasta la publicidad se ha aprovechado de las enseñanzas de Kulechov. Vivir para ver.
LET´S TALK ABOUT THE BLACK BIRD
Mas no es el momento para la búsqueda de sinónimos sino para referirse a lo que ambicionaban, un objeto que no era más que un pájaro-joya, un halcón, un halcón suntuoso, recubierto de piedras preciosas cuyo verdadero aspecto permanecía oculto bajo una capa de pintura negra, un pájaro negro de incalculable valor, el halcón maltés.
Junten en el mismo encuadre a una mujer fatal que carece de un lugar bajo sus pechos para permitir que en su seno aniden los escrúpulos, a un educadísimo y obeso obseso artístico, en el sentido más abyecto de la palabra –siempre que al arte lo acompañe un alto valor crematístico, por supuesto-; a un untuoso hombrecillo amanerado, portando a dos manos bastón y aroma a gardenias, y a un psicópata cuya cara infantil prueba que los rasgos inherentes a las almas corrompidas no siempre acaban por dejarse traslucir en los rostros sino que las más de las veces se asoman por entre determinados resquicios, bien sea por los ojos o a través de un peculiar rictus de la boca. Júntenlos a todos, la codicia rielando en sus ansiosas pupilas, inclinados alrededor de un paquete. Júntenlos y se formarán una clara idea de los más bajos instintos que puede poseer el ser humano.
A modo de compensación para esta prolija enumeración de malos sentires no existe nada mejor que disponer de la presencia adicional de un detective. Un hombre desencantado y vitriólico, tan cínico que a la vista de los métodos que emplea nadie lo imaginaría como alguien mucho más benevolente que cualquiera de los personajes antes descritos. Unan todos estos mimbres y obtendrán una muestra de cómo la ambición puede arrastrarnos a cualquiera de nosotros hasta la comisión de los mayores desmanes, siempre y cuando uno se embarque, sin la posibilidad de dar media vuelta, en pos de un sueño fabricado mediante el más etéreo de los materiales.
Una vez aclarado con qué clase de gente nos las habemos ya sólo resta incluir a continuación uno de los diálogos cinematográficos que más caló en mi mente. Y esto desde la primera vez que tuve ocasión de escucharlo. Hasta tal punto se quedó grabado en mi cerebro que todavía recuerdo cómo durante mi adolescencia, en una ocasión en la que una colega me pidió que le escribiera una frase en su carpeta (ya saben que hubo una época en la que lo más cool consistía precisamente en iluminar, las más de las veces con no poca torpeza, las carpetas que empleábamos para archivar los apuntes de clase) sólo dudé unos segundos antes de transcribir literalmente esa réplica, aún ignorante de que el verdadero autor del sentido último de esa frase no era otro que cierto vate inglés, por nombre William Shakespeare.
Detective Tom Polhaus: [picks up the falcon] -Heavy. What is it?
Sam Spade: -The, uh, stuff that dreams are made of.
Detective Tom Polhaus: -Huh?
Tom Polhaus (Ward Bond) y Sam Spade (Humphrey Bogart) en El Halcón Maltés (The Maltese
Falcon, John Huston, 1941).
Un diálogo que resume en su extremada cortedad la práctica totalidad de la película. Sí que es pesado, Tom, pues al fin y al cabo está hecho de la materia con que se forjan los sueños. O según las palabras que Shakespeare puso en boca de Próspero:
“Our revels now are ended : this our actors
As I foretold you were all spirits, and
are melted into air:
And, like the baseless fabric of this vision
The cloud - capp’d towers, the gorgeous palaces,
The solemn temples, the great globe itself,
Yes, all which it inherit, shall dissolve,
And, like this insubstantial pageant faded,
Leave not a track behind: We are such stuff
As dreams are made of, and our little life
Is rounded with sleep”.
(“The Tempest”, Act IV, Scene 1).
“Nuestros deleites ahora han terminado: estos nuestros actores
como yo te lo anuncié fueron todos espíritus, y
se han disuelto en el aire:
y, semejante a la fábrica sin fundamento de esta visión
las torres cubiertas por la nubes, los suntuosos palacios,
los solemnes templos, el gran globo terráqueo mismo,
sí, y todo lo que de ello se herede (todo lo que de la tierra devenga), se ha de disolver,
y como esta maravilla lujosa desvanecida,
no quedará tras ella ninguna huella: nosotros estamos hechos
del mismo material del que están hechos los ensueños, y nuestra pequeña vida
está rodeada por el sueño.”
(“La Tempestad, Acto IV, Escena I).
Peter Viertel, gran amigo de John Huston, con quien colaboró como guionista en películas tales como La Reina de África, recientemente fallecido, contaba una anécdota acerca del rodaje de esta última. Cada vez que él y Huston querían hablar sobre cuestiones importantes, sobre lo que se debía hacer, empleaban una frase acordada entre ambos: “Let´s talk about the black bird” (“vamos a hablar del pájaro negro”). La misma frase, exacta, que los malhechores utilizaban en El Halcón Maltés cuando iban a hablar sobre sus planes.
Como finalmente el único material que todo lo conforma es el ensueño, fallecidos ambos, Viertel y Huston, sólo nos quedan los retazos de celuloide, los mismos que se escapan en la oscuridad cada vez que son proyectados sobre una pantalla blanca.
Sin embargo aún nos queda como consuelo el rememorar las palabras de Jean-Luc Godard: “La fotografía es verdad. Y el cine es verdad veinticuatro veces por segundo”. Un triste consuelo, mas consuelo al fin y al cabo.
ATERRIZAR SOBRE LOS CLÁSICOS MODERNOS
sábado, 3 de mayo de 2008
MI NOMBRE ERA PRESTON STURGES, YO HACÍA COMEDIAS
"No he sufrido lo suficiente como para hacer películas sobre el sufrimiento de las personas".
El director de cine John L. Sullivan (Joel
McCrea) en Los Viajes de Sullivan (Sullivan's
Travels, Preston Sturges,1941).
El hombre que dejó escrito un "decálogo" acerca de las que para él eran las líneas a seguir para elaborar comedias:
- Una chica guapa es mejor que una fea.
- Una pierna es mejor que un brazo.
- Un dormitorio es mejor que un cuarto de estar.
- Una llegada es mejor que una partida.
- Un nacimiento es mejor que una muerte.
- Una persecución es mejor que una conversación.
- Un perro es mejor que un paisaje.
- Un gatito es mejor que un perro.
- Un bebé es mejor que un gatito.
- Un beso es mejor que un bebé.
- Que alguien se caiga de culo es mejor que todo lo demás.