Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.
domingo, 31 de enero de 2010
ESTE COCHE SÓLO LLEVA A CUATRO PASAJEROS
sábado, 30 de enero de 2010
SÁBADO MUSICAL: MOANIN´
Dos versiones del tema, a escoger...
El trompetista Freddie Hubbard con Art Blakey and The Messengers
Art Blakey and The Messengers, Lee Morgan a la trompeta
jueves, 28 de enero de 2010
PINGARATAS (III): HOPSCOTCH
Isobel (Glenda Jackson) y Miles Kendig (Walther Mathau)
lunes, 25 de enero de 2010
ALFILERAZOS FOTOGÉNICOS (XXX): "EL BAZAR DE LAS SORPRESAS"
James Stewart (Alfred Kralik) y Margaret Sullavan (Klara Novak) en "El Bazar de las Sorpresas" ("The Shop Around the Corner", Ernst Lubitsch, 1940)
Klara Novak curioseando por entre los objetos a la venta en la tienda del señor Matuschek, a la vuelta de la esquina de la Andrassy Útca, en la Balta Útca, Budapest
- a cargo de The Ritz Brothers, con un tono marcadamente jocoso,
- una más seria ejecutada por el Coro del Ejército Rojo.
¿Se imaginan escuchar esta melodía cada vez que comieran un bombón (o más políticamente incorrecto, en cuanta ocasión se dispusieran a fumarse un cigarro puro). No llegaría a ser tan antieconómico como en el caso de Holly Golightly (Audrey Hepburn) al marcar el número de teléfono de Fred Varjak (George Peppard), ese marcador telefónico de Tiffany´s [para los ansiosos: empieza en el minuto 8 y 38 segundos], mas sí que sería igual de desesperante. ¿O no?
domingo, 24 de enero de 2010
EL ESPECTÁCULO PROSIGUE (DEBE PROSEGUIR)...
sábado, 23 de enero de 2010
SE APAGA UN LUCERO MÁS DEL FIRMAMENTO: JEAN SIMMONS
DJANGO REINHARDT, CENTENARIO EN EL RECUERDO
Sirva esta entrada para homenajear, una vez más, al virtuoso guitarrista.
SÁBADO MUSICAL: "A LA CAZA DEL OCTUBRE ROJO", BASIL POLEDOURIS
jueves, 21 de enero de 2010
MARGARET DUMONT Y EL SENTIDO DEL HUMOR
Margaret Dumont flanqueada por los Hermanos Marx en "Una noche en la ópera" ("A night at the opera", Sam Wood, 1935). Y yo me pregunto... ¿cuál será la parte contratante de la parte contratante?
En cierta ocasión alguien, ignoro quién fue en concreto, definió el sentido del humor por medio de una metáfora. Su posesión se podía comparar con un juego de pelota. Cuando uno la lanza (léase un comentario humorístico) la otra persona la devolvería tras cogerla. Eso significa tener sentido del humor. Lo contrario, su ausencia, supondría que el receptor se quedaría con el esférico.
martes, 19 de enero de 2010
LA PERSECUCIÓN DE "DIAMANTES PARA LA ETERNIDAD"
lunes, 18 de enero de 2010
THE HILL
Ayer mismo pude disfrutar de otro de los regalos navideños del señor Pond (el responsable máximo del D.B.I., Departamento de Búsquedas Infructuosas de El Loro Azul). Se trata del DVD de "La Colina"; por supuesto adquirido aprovechando las rebajas.
Brutal...
Cartel francés de la película; a modo de curiosidad puede examinarse el programa de mano diseñado en España para su malogrado pase por nuestras salas de cine (v. nota al pie) en el libro "La Censura Franquista en el Cine de Papel", de Bienvenido Llopis
Nota adicional: en el libro "Así se hacen las películas", de Sidney Lumet, su director dedica unos párrafos a esta película (pp. 90 - 91).
[1] El título en el que se iba a estrenar en España era "La Colina de los Hombres Perdidos", sin embargo la acción de la censura impidió su estreno en los cines por lo que se debió esperar a su pase por televisión, con el título definitivo antes apuntado, ... en la década de los ochenta.
domingo, 17 de enero de 2010
sábado, 16 de enero de 2010
SÁBADO MUSICAL: EL ARCO IRIS
martes, 12 de enero de 2010
lunes, 11 de enero de 2010
ALFILERAZOS FOTOGÉNICOS (XXVIII): UN SALÓN CON VISTAS
sábado, 9 de enero de 2010
SÁBADO MUSICAL CON RITMO: "MINNIE THE MOOCHER", CAB CALLOWAY
"Minnie the Moocher", Cab Calloway
A modo de propina les dejo aquí el enlace al vídeo de su actuación en "Granujas a todo ritmo" ("The Blues Brothers", John Landis, 1980).
SÁBADO MUSICAL: "GURRE LIEDER" DE ARNOLD SCHÖNBERG
"Jennie" ("Portrait of Jennie", William Dieterle, 1948)
SUGERENCIA ADICIONAL: pásense por el blog Brevemente y disfruten con el vídeo que postea.
miércoles, 6 de enero de 2010
ARAÑÉ AL REY BALTASAR
Un par de días antes del Día de Reyes, un centro comercial abarrotado de público [un mercado en el que una multitud de vendedores ofertan sus mercancías a los viandantes, comerciantes a los que se unen acróbatas y cuentacuentos]. Una pareja con su hijo de corta edad se acercan al trono de los Reyes Magos para que el pequeño pueda "pedir" sus regalos [el niño corre de atracción en atracción, ora el cuentacuentos, ora los acróbatas]. Cuando se sienta en el regazo del rey Baltasar estira su manita y, sin querer, arrastra con ella un poco del maquillaje necesario para la mayestática representación, dejando al descubierto unas tenues líneas blancas [un hombre vestido con una chílaba blanca se aproxima tambaleándose al grupo para terminar desplomándose ante el padre; como acto reflejo éste trata de cogerlo. Cuando lo hace el rostro del desconocido se desliza entre sus manos dejando impresas en ella unas inquietantes franjas blancas...].
El niño, un tanto preocupado, se gira hacia su padre y le dice: "arañé al rey Baltasar".
La anécdota, real como la vida misma, me la contó un colega hace un par de días y le ocurrió a su ahijado. La historia paralela nos la narró en celuloide Alfred Hitchcock.
Para rodar la escena en la que el Dr. Ben McKenna (James Stewart) descubre cuál es la identidad del desconocido apuñalado (Daniel Gélin, interpretado por Louis Bernard) el equipo técnico barajó varias posibilidades. Como fuera que el intento de mostrar cómo los dedos retiraban el maquillaje del rostro de Louis no quedaba bien en pantalla (y menos en Vistavision, y aquí sería interesante que un experto expusiera su opinión al respecto) debieron acudir a otro procedimiento. Este consistió en embadurnar de blanco las manos de Stewart. De esa forma el gesto impotente del buen doctor sólo consiguió dejar unos trazos blancos sobre el rostro del asesinado.
Decididamente el efecto conseguido resultó ser genial.
"El hombre que sabía demasiado" ("The man who knews too much", Alfred Hitchcock, 1956)
VARIACIÓN SOBRE "EL ASESINO MISTERIOSO" DE LES LUTHIERS
VOLANDO CON GENE KELLY Y FRED ASTAIRE
domingo, 3 de enero de 2010
VISIONADOS NAVIDEÑOS 2009: PERMESSO? AVANTI, MR. WILDER!
"Hemos venido a enterrarlo y no a alabarlo".
Wendell Armbruster (Jack Lemmon) dictando a una grabadora el panegírico para su padre.
¿Qué extraordinaria catarata de sucesos se desataría si un ocupadísimo ejecutivo norteamericano, resolutivo como el que más, que se encuentra al mando de una corporación que da empleo a cientos de miles de trabajadores, “felizmente” casado y con dos hijos, se viera en la necesidad de abandonar su hábitat natural para visitar la isla de Ischia, en la costa de Amalfi (Nápoles), con la intención de recoger el cadáver de su padre, recientemente fallecido en un trágico accidente automovilístico?
Pues éste resulta ser el fundamento argumental que nos propone Billy Wilder en esta comedia, “¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?” (“Avanti!”, 1972), confeccionada con mimo a partir de un guión escrito a cuatro manos por el propio Wilder junto a I.A.L. Diamond[1]. Claro que el mantener esta visión epidérmica sería equiparable a pelar un kiwi para quedarse sólo con la piel que lo recubre, tras arrojar el resto del fruto a la basura.
“Avanti!” resulta ser mucho más que eso. De primeras muestra el contraste entre dos formas de vida, dos concepciones diametralmente opuestas de encarar la existencia. Por una parte la propia de Wendell Armbruster Jr. (Jack Lemmon), imbuida de celeridad y eficiencia, tal y como corresponde a quien pasa por ser, y vuelvo a repetirlo, un agresivo ejecutivo (C.E.O., “chief executive officer”) de una multinacional norteamericana (y, para qué negarlo, su personaje también rezuma un tufillo puritano que le impide dar rienda suelta a sus sentimientos). Por otro lado se nos brinda la visión europea, mucho más calma (y en el aspecto moral mucho más liberal) personificada en ese conjunto de personajes liderados por el director del hotel, Carlucci (Clive Revill): Pamela Piggott (Juliet Mills), los hermanos Trotta, Bruno, el italiano que añora el “american way of life” y que pasa por ser más patriota que los propios estadounidenses, o ese personaje a cuyo cargo se encuentra uno de los “sketches” más brillantes, el señor notario de la localidad. No dejen de prestar mucha atención a la coreografía que desarrolla para cumplir con los trámites burocráticos.
Por supuesto que ambas posiciones se encuentran dibujadas con trazo grueso, no exento de cierta ironía; lo contrario, tratándose de Wilder, resultaría inconcebible. Mas por esta vez esa ironía no es tan negra, el sarcasmo no alcanza ese punto amargo al que nos tiene acostumbrados, prefiriendo otorgarle un rostro más amable de lo habitual.
Pero el cambio ya se ha operado. El Wendell que a su llegada al Grand Hotel Excelsior exclama con tono desaprobatorio que “no es el Hilton” (a lo cual Carlucci, tomando lo que no deja de ser una crítica como un sincero elogio le da las gracias) termina por concertar un acuerdo por el cual regresará, al igual que su padre, cada verano, del quince de julio al quince de agosto.
Porque a fin de cuentas siempre le quedará Ischia…
[1] A este respecto resulta interesante mencionar la peculiar relación que Wilder mantenía con sus guionistas, una relación tirante y tiránica que, sin embargo, acababa dando como resultado refulgentes joyas, y alguna que otra crisis de nervios. Para más información a este respecto puede leerse el artículo publicado en la web “Lo que yo te diga”.
[2] Entre los múltiples recortes que guarda en su archivo el señor Pond nos encontramos con uno correspondiente a la revista “Blanco y Negro” del 18 de marzo de 1990. Corresponde a la página dedicada a las críticas de cine realizadas por Julián Marías. Su primer párrafo no puede ser más revelador: “Al cabo de muchos años he vuelto a ver esta película de Billy Wilder, Avanti! Tenía la impresión de que su duración era la normal, aproximadamente hora y media; al mirar el reloj me di cuenta con asombro de que había durado casi dos horas y media. No se puede hacer mejor elogio de una película […]”.
sábado, 2 de enero de 2010
GENUINA FLEMA BRITÁNICA
Mucho mejor que la anécdota del mayordomo y el tigre que Kazuo Ishiguro incluyó en su novela "Lo que queda del día". Ya estoy corriendo a buscar esta película para verla enterita...