Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

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viernes, 8 de julio de 2011

YO SOY EL CIELO Y EL INFIERNO...



[Lo confieso, estoy un tanto vago últimamente, así que me permito la libertad de recurrir a artículos antiguos almacenados y pendientes de publicar].




Dorian Gray, o más bien su retrato




"-¡Qué triste es! –murmuraba Dorian con los ojos todavía fijos en su retrato– ¡Qué triste! Me volveré viejo, horrible, espantoso. Pero este retrato permanecerá joven. No será nunca más viejo que en este día de junio… ¡Si ocurriera al contrario, si fuera yo siempre joven, y si este retrato envejeciese! ¡Por eso, por eso lo daría todo! ¡Sí, no hay nada en el mundo que no diera yo! ¡Por ello daría hasta mi alma!”.

"El Retrato de Dorian Gray", Oscar Wilde.


En muchas ocasiones, las más, el cumplimiento de los propios deseos trae aparejadas consecuencias inesperadas para quien los emite. Demasiado tarde el joven Dorian Gray experimentará la brutalidad de este aserto en sus propias carnes, tal y como se nos muestra en este clásico.

Cuidada y fiel adaptación de la novela homónima de Oscar Wilde, en la que la recreación del hedonismo y de la persecución del afán estético hasta las últimas consecuencias (bebiendo de esta copa hasta las mismas heces; siempre quise disponer de la oportunidad de utilizar esta expresión), elementos muy presentes en el texto, por no hablar ya de capitales, se tiñe por medio de la presencia de un mensaje en cuyo desarrollo prima más la reflexión sobre la eterna lucha del Bien y el Mal que se dirime en el interior de cada individuo.

Inmejorable oportunidad para paladear la interpretación de un George Sanders espléndido en el rol de un noble embarcado en una de las más altas ocupaciones a las que puede aspirar un noble que se preste de ser tal: no hacer absolutamente nada y, lo que es más brillante aún, hacerlo de una forma deliciosa y delicada. Su lord Henry Wotton, alter ego del propio Wilde, puntea la narración cinematográfica por medio de sus acerados comentarios, otorgándole un barniz literario nada desdeñable.

Quizás sólo cabría ponerle una pega al despliegue orquestado y sería que la fidelidad mostrada en muchos pasajes al texto original conducen a que los diálogos, más en concreto los propios de lord Wotton, sean pronunciados las más de las veces a un ritmo un tanto más rápido que los de los otros personajes (sólo la he visionado en la versión doblada por lo que desconozco cómo sonarán en la versión original, error que prometo subsanar lo antes posible) por lo que de no haber leído con calma la novela uno puede perderse muchas de las perlas que salen de su boca.

Para pensárselo dos veces antes de verbalizar nuestros anhelos.


PELÍCULA: "El retrato de Dorian Gray" ("The picture of Dorian Gray", Albert Lewin, 1945). Interpretada por George Sanders, Hurd Hatfield, Donna Reed.





"El retrato de Dorian Gray" ("The picture of Dorian Gray", Albert Lewin, 1945)


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