Esta misma mañana hemos acudido tanto Sacha como uno mismo al aeropuerto provincial, a recoger al señor Pond. Nuestro amigo regresaba de unas bien merecidas vacaciones en Centroeuropa, dedicado al parecer a la pesca de la trucha; o al menos esa excusa nos había dado antes de su partida.
El señor Pond dedicado, paradójicamente y contra su costumbre, al descanso más absoluto
Sin embargo, según nos acaba de confesar, lo cierto es su pretensión última pasaba por tomarse unos días de relax, dedicado en exclusiva al "dolce far niente". En ningún momento pretendía dedicar esfuerzo alguno a luchar a caña partida contra cualquier miembro de la familia de los salmónidos, subfamilia de los salmoninae. Entre otras razones porque ni un solo integrante de dicha familia se había mostrado hostil con su persona, según creía recordar, razón por la cual encontraba del todo punto maleducado, cuando no poco delicado, entablar combate alguno contra alguno de ellos.
Aparte de preparar las maletas con lo necesario para su estancia, dedicó unas semanas a dejarse bigote, como parte de la indumentaria para sus vacaciones "piscícolas" (sic). Desconozco la relación entre ambas, al bigote y a las actividades ribereñas me refiero, por lo que no abundaré en mayores explicaciones acerca de sus motivaciones.
Tras un brindis para celebrar el nuevo año partió en un vuelo con destino a Strelsau, siendo Elphberg su destino final. Trátase de un pequeño pueblecito cercano a la capital, Strelsau, última parada de su periplo, no sin antes permanecer unos días en la capital, alojado en el Hotel Excelsior ("no se parece en nada al Hilton", afirmó). Y eso fue lo último que supimos de él hasta hace un par de días, cuando la embajada española en Ruritania se puso en contacto con nosotros por medio de una llamada telefónica.
Hombre parco en palabras, cuando tal es su deseo, ninguna explicación nos dio al respecto de su repentina desaparición y aún más repentina reaparición. Solo una media sonrisa, unas enigmáticas palabras que a buen seguro tendrán algún significado mas solo para él ("escogí un mal día para dejarme de nuevo bigote") y un puñado de fotografías con un comentario al pie.
Dado nuestro respeto por las actividades de nuestro amigo y compañero nos hemos limitado, después de solicitarle el oportuno permiso, a incluir a continuación el álbum fotográfico de sus "accidentadas" y no menos misteriosas vacaciones.
Ni que decir que la fiesta en el Departamento de Búsquedas Infructuosas, con motivo del regreso de su máximo responsable, duró hasta bien entrada la madrugada (para desgracia de los vecinos que vieron interrumpido su solaz y descanso nocturno).
Vista de Strelsau, al fondo la catedral, construida en el siglo XIII, reinando Clodobaldo VIII "el rijoso", y finalizada por su hijo Clodobaldo IX "el supérstite"
El señor Pond, sumamente integrado, disfrutando de la gastronomía y las bebidas locales, más de las segundas que de la primera
[Fotografía tomada en el restaurante Glücklich Magen del chef Evaristo Zoriona]
[Fotografía tomada en el restaurante Glücklich Magen del chef Evaristo Zoriona]
Integrantes del eficiente servicio de habitaciones del Hotel Excelsior de Strelsau: "si golpean a la puerta de tu habitación a las seis de la madrugada puedes permanecer tranquilo puesto que posees la plena seguridad de que no se trata del lechero"
Fiesta de disfraces: el señor Pond, acompañado de otros invitados, ataviados para la ocasión
A pesar de que su pretensión era descansar no quiso desaprovechar la ocasión de recibir unas clases de esgrima de un maestro de la prestigiosa Escuela Húngara de Strelsau
Suponemos que la misteriosa dama de la derecha, a la que conoció al parecer en la fiesta de disfraces, guarda la respuesta de la extraña desaparición temporal de el señor Pond
Ahora bien, lo que seguimos preguntándonos Sacha y yo es qué tiene que ver la renacida abundancia pilosa sobre el labio superior de nuestro amigo con cuanto les hemos revelado... Un misterio más.
2 comentarios:
Jaajajjajajaajaajaaaajajajaaajajajaa!!!!! Genial el Sr. Pond, sin duda.
El pasar unas tranquilas vacaciones y acabar siendo gemelo del Prisionero de Zenda es un clásico del refrán: "El hombre propone y Dios dispone".
Conozco esta historia desde que la leí de niña, cuando era adoradora de las novelas de aventuras.
Y disfruto no pocas veces de la película, pero en la versión posterior protagonizada por Stewart Granger, James Mason y Deborah Kerr. Confieso que es uno de mis clásicos favoritos.
Saludos cinéfilos, Dexter.
Blas.
Je, je,... Es que a mí, con permiso de James Mason que está inconmensurable como Hentzau, me puede el talante y el aspecto de Douglas Fairbanks Jr.
Por alguna parte de algún pendrive o disco duro externo debe andar la edición electrónica de la segunda parte de "El prisionero de Zenda": "Rupert de Hentzau".
Un saludo cinéfilo.
P.D.: en cuanto a Zenda, je, je,..., basta con consultar mi perfil en Blogger ;-) .
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