Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

Bienvenidos a mi hogar. Entren libremente. Pasen sin temor. ¡Y dejen en él un poco de la felicidad que traen consigo!

miércoles, 2 de mayo de 2012

DOCUMENTA QUE ALGO QUEDA: "ENRON, LOS TIPOS QUE ESTAFARON A AMÉRICA"


Fra Luca Pacioli (1445-1457) en una "antigua" moneda italiana de 500 liras



Unos días atrás el señor Pond y yo charlábamos, sendas tazas de café mediante, acerca de una común amistad. Trátase este amigo de un contable, empleando este sustantivo con la mayor de las consideraciones, quien, como muchos compañeros de profesión, había dado por concluido uno de los meses más ajetreados de su año (ejercicio) laboral, el cierre contable, con la ingestión de un malta sin hielo ni cartón ni agua. La presencia de semejante circunstancia, la del cierre que no la de trasegar un malta escocés, había provocado en él una transformación notoria, hecho que explicaba el que fuera objeto de nuestra conversación.

Nuestro amigo, discreto y amante de los silencios, como de costumbre no contaba mucho, más bien contaba nada (aunque cuando lo hace suele decir, en aquellas ocasiones en las que los informáticos ponen los ojos en blanco a la vista de la documentación contable: "qué se puede esperar de quienes consideran que el cero posee existencia real"). No obstante su cara al borde del descuadre sí que lo decía todo.

Recordábamos así cómo poseía una costumbre un tanto atávica, la de portarr siempre consigo, a modo de personal amuleto, una moneda de 500 liras con la efigie grabada de Fra Luca Paccioli, el redactor del primer tratado sobre la contabilidad (y "quien enseñó matemáticas a Leonardo Da Vinci", como gusta de recalcar nuestro; con lo cual de una tacada agregaba también al grupo de los que le miraban con una sonrisita de conmiseración a los "intermediarios entre Dios y los hombres", frase esta última pronunciada por un Ingeniero de Minas y a la sazón (?) profesor universitario, al menos cuando la pronunció).

Mientras más sonreíamos con el relato de sus costumbres el señor Pond se quedó callado. Solo fueron unos instantes, mas a mí, que tan bien le conozco (o al menos eso creo), no se me había escapado el reflejo de las aguas propias de un profundo estanque que de súbito sustituyó en sus pupilas a lo que hasta entonces había sido chispeante camaradería.

Quizás, al fin y al cabo, mi pretensión de conocerle bien no fuera una vana presunción.

Como escribe Stephen Hawking en los agradecimientos de "Historia del Tiempo", alguien le comentó que por cada ecuación que incluyera en en el texto las ventas se reducirían a la mitad. Supongo que el "temor" a la progresión geométrica le empujó a incluir solo una. Bien, cuando los ojos del señor Pond volvieron a adquirir su imagen habitual las dos palabras que pronunció me hicieron pensar en Hawking [*] y en la advertencia que le habían lanzado. Sin embargo, como ya los idus de marzo han pasado, y como me encuentro cómodamente sentado no ya en una escalinata, sino en un sillón, afrontaré las consecuencias y escribiré aquí las dos palabras que el máximo responsable del D.B.I. (Departamento de Búsquedas Infructuosas) pronunció, muy pero que muy lentamente: "contabilidad creativa".

Si alguien ha llegado hasta aquí, si ese alguien espera que la cuesta se ha terminado, si, repito, ese alguien mantiene la creencia de que al fin el sonido del mar llegará a sus oídos, mucho me temo que aún deberá aguardar un rato. Solo unos pocos pasos más.
Unos pocos.

En el libro "Contabilidad creativa", escrito a cuatro manos con John Blake, el profesor Oriol Amat incluye un texto que no dice mucho acerca de nuestro común amigo, y que, sin embargo, mucho me temo que sí proporciona munición a aquellos gremios a los que suele referirse con cierta ironía:


"Cuentan de un mercader que, deseando saber cuánto eran dos mas dos, preguntó a un contable para que le ayudara a conocer la respuesta. El contable se le acercó y, después de comprobar que nadie les oía, le murmuró al oído: `¿Usted cuánto quiere que sea?".


Sin embargo, y como sé que a él, dado su caracter bienhumorado e irónico, le gusta más el estilo del profesor José María Gay Saludas, les incluiré (empleo el plural por educación, llegados aquí quizás lo de no emplear el singular resulte innecesario) un enlace a uno de sus múltiples artículos dedicados a este tema.


En fin, ya concluida la procelosa y elíptica introducción demos paso al cuerpo principal de esta entrada.



Por cierto, aparece en un cameo Arnold Schwarzenagger haciendo de sí mismo.





"Enron, los tipos que estafaron a América" ("Enron the smartest guys in the room", Alex Gibney, 2005)



Advertencia: ningún informático ni ingeniero han sufrido maltratos físicos y/o mentales durante la redacción de esta entrada. Ítem más, tanto el señor Pond como uno mismo guardamos un gran aprecio hacia nuestro amigo; Sacha, nuestro barista, lejos de denegar opinión al respecto la refrenda y emite sobre él un informe sin salvedades.



[*]  Hemos incluido por dos veces su nombre por consejo de nuestra "community manager", sea cuál sea la oscura razón que la mueve a ello.


2 comentarios:

BLAS dijo...

Jajajajajajaaaaajajajajaaajajajajajajaajajaaajajajajaajaja!!

Buenas tardes, Dexter!

Yo sí he llegado hasta el final, y me he podido imaginar perfectamente la situación, tu amigo, y todo el relato.

No conocía el texto incluído por Oriol Amat en el libro de contabilidad que nombras, pero lo veo aplicado a la vida todos los días. Por eso me he reído a carcajada limpia, sin duda. ¡¡Cuanta razón!! Las negociaciones a puerta cerrada, los cierres de cuentas, los cierres de empresa, el "¿cuanto dice la contabilidad que hay de beneficios? ¿Cuanto nos interesa que haya?"
Administradores concursales, auditores de cuentas, abogados, empresarios... Si tuviera posibilidades, me haría ermitaña.

Saludos mercantiles, Dexter!

G. K. Dexter dijo...

Blas.

Por no hablar de los asesores fiscales, maquillajes de balances, cuadres del modelo 340 cuando media solicitud de devolución anticipada del IVA, consultas a la central de informática de la AEAT, depósito y legalización de libros,...

Un saludo cinéfilo sin salvedades...