Efecto consistente en rodar a pleno día y, sin embargo, mediante el empleo de determinadas técnicas dotar a lo filmado de la apariencia de que realmente es de noche. François Truffaut, el director de cine francés, empleó el nombre de esta técnica para dar título a una de sus películas.
He ahí la declaración de principios que me anima a iniciar la confección de este blog: el conseguir la ilusión de que lo irreal existe. O dicho en otra forma, quizás un tanto más críptica, la constación práctica de que un tenedor, a pesar de que tanto su apariencia como el uso al que está destinado resultan por todos conocidos, es algo más que un tenedor (y aún me atrevería a emplear la forma del superlativo para agregar que es muchísimo más que eso).
Si no me creen avancen por el contenido de este blog, dedicado al así denominado séptimo arte. A medio camino quizás comprendan la necesidad de practicar una revisión de las escrituras bíblicas. Porque yo estoy convencido de que Dios, al séptimo día, lo que hizo realmente fue acudir a un cine para visionar un programa doble.
Mas no se queden ahí a la puerta. Avancen, por favor, se lo imploro. No olviden vaciar su mente y dejen volar su imaginación.
Ojalá sea un buen viaje.
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