Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

Bienvenidos a mi hogar. Entren libremente. Pasen sin temor. ¡Y dejen en él un poco de la felicidad que traen consigo!

lunes, 26 de mayo de 2008

SHAKEN, NOT STIRRED

Pues nada, que ni Sean Connery, ni George Lazenby, ni Roger Moore, ni Timothy Dalton, ni Pierce Brosnan, ni muchísimo menos Daniel Craig. Ahora resulta que el genuino James Bond no es otro que … Tom Hanks. Como prueba de semejante afirmación les propongo que visionen el siguiente vídeo.





Si su sentido del humor les juega una mala pasada en forma de mareos intermitentes y severas cefalalgias no duden en entrar inmediatamente aquí.

sábado, 24 de mayo de 2008

ESTO ES UNA "BALACERA"

Sin música, sólo el sonido seco de los Colt Commando y de las armas de la policía. Algunos afirman que parece que se hubiera empleado munición real, dado su extremado realismo.




Heat (Michael Mann, 1995).

jueves, 15 de mayo de 2008

ALFILERAZOS "CLÁSICOS"

Existen días en los que el destino se confabula para provocarte la carcajada, y hoy precisamente es uno de ellos. Mientras rebuscaba en la videoteca de Youtube me ha saltado a la pantalla de mi portátil el siguiente vídeo. Quizás la explicación se deba a que alguna alma caritativa ha echado algunas gotas de licor en el café.





Por si alguien al contemplar este vídeo decide "salir del armario" y confesar al mundo que realmente en su interior habita un genuino friki a continuación dejo el enlace a un cuestionario sobre la materia.

martes, 13 de mayo de 2008

THERE´S NO BUSINESS LIKE SHOW BUSINESS

Sea debido a la gran cantidad de cafés que me he tomado hoy, sea a causa del mal fario que según la tradición acompaña a tal día como hoy (martes y trece), o debido a cualquier otra razón que se les pueda ocurrir lo cierto es que hoy me siento musical. A última hora de la noche empezó a rondarme por la cabeza una melodía en particular, precisamente el tema cuyo título sirve como encabezado para este post.
Se trata de una canción escrita por Irving Berlin para la película Annie get your gun (George Sydney, 1950). Y digo yo, ¿quién se atreve a decir que no la ha cantado, o al menos tarareado, en alguna que otra ocasión?





Años después esa canción, junto con otras del propio Berlin, serían incluidas en una película que llevaba precisamente este mismo título: There is no business like show business (Walter Lang, 1954). No por nada este tema, símbolo de la cara más amable del mundo del espectáculo, pasaba por ser el principal del filme. La versión que figuraba en él, cantada por Ethel Merman, se haría famosa mundialmente, convirtiéndolo en un ejemplo paradigmático de la que pasaría por ser la visión lúdica y alegre de este mundillo, una visión, por desgracia, muy alejada de la auténtica naturaleza de aquel complejo fabril en el que se manufacturaban sueños.





A continuación les incluyo la letra por si les entran ganas de acompañar a Ethel Merman.

There's no business like show business like no business
I know
Everything about it is appealing, everything that traffic will allow
Nowhere could you get that happy feeling when you are stealing that extra bow

There's no people like show people, they smile when they are low
Even with a turkey that you know will fold, you may be stranded out in the cold
Still you wouldn't change it for a sack of gold, let's go on with the show

The butcher, the baker, the grocer, the clerk
Are secretly unhappy men because
The butcher, the baker, the grocer, the clerk
Get paid for what they do but no applause.
They'd gladly bid their dreary jobs goodbye for anything theatrical and why?

There's no business like show business and I tell you it's so
Traveling through the country is so thrilling, standing out in front on opening nights
Smiling as you watch the theater filling, and there's your billing out there in lights

There's no people like show people, they smile when they are low
Angels come from everywhere with lots of jack, and when you lose it, there's no attack
Where could you get money that you don't give back? Let's go on with the show

(There's no business like show business like no business I know)
You get word before the show has started that your favorite uncle died at dawn
Top of that, your pa and ma have parted, you're broken-hearted, but you go on

(There's no people like show people, they smile when they are low)
Yesterday they told you you would not go far, that night you open and there you are
Next day on your dressing room they've hung a star, let's go on with the show!!

DESENFUNDA EL BANJO... FORASTERO

¿Alguien recuerda aquella película en la que John Boorman se complacía en narrar las desventuras de un grupo de urbanitas inmersos en la América más profunda, con sus tradiciones ancestrales y peculiares costumbres? Si no se acuerdan de su título no han de preocuparse. Además tampoco ese es el tema principal de este post; el vídeo que incluyo a continuación sí lo es. Seguro que recuerdan el tema.



Deliverance (John Boorman, 1972).

jueves, 8 de mayo de 2008

LARGA VIDA PARA KULECHOV

Uno de los cineastas que introdujo muchas de las ideas claves para la labor de montaje cinematográfico fue el ruso Lev Kulechov (1899-1970), quien a partir del año 1921 comenzó a ejercer como profesor en la Escuela Estatal de Cine de Moscú, ocupándose de transmitir a sus alumnos sus novedosas concepciones acerca del montaje. Una de sus principales contribuciones recibe el nombre de “experimento Kulechov” (aquí encontrarán una descripción muy completa sobre este experimento, procede del blog de Adriana Carriles).

En esencia tal experimento consistía en demostrar cómo el mismo gesto de un actor puede transmitir sentimientos muy diferentes según cuál fuera la imagen que lo acompañara. En la práctica desarrollada por Kulechov éste lo consiguió uniendo imágenes en las que se mostraban sucesivamente un plato de sopa, un niña muerta y una bella mujer, intercalando entre cada una el rostro del actor Iván Mosjukin, cuyo gesto no variaba en absoluto a pesar de que las imágenes que lo acompañaban sí lo hicieran. Paradójicamente ese rostro inmutable bastaba para transmitir a los espectadores unas emociones que conjugaban a la perfección con la naturaleza de las imágenes visionadas.

Existe una anécdota en la que participan Hitchcock y James Stewart, en la cual el primero se propuso demostrar al segundo la importancia que poseía el montaje para el lenguaje cinematográfico. Para ello el director no tuvo mejor idea que poner en práctica una modalidad del citado experimento.
Primero le mostró a Jimmy una imagen en la que podía vérsele luciendo un rostro sonriente, una imagen a la que seguía la estampa de un tierno bebé. Seguidamente volvió a mostrarle la misma imagen sonriente mas en esa ocasión la encadenó con otra en la que se mostraba la figura de una bellísima mujer desnuda. Naturalmente la interpretación que se podía dar a la misma sonrisa variaba radicalmente entre un caso y otro: durante la proyección de estas imágenes el pobre Stewart pasaba sin solución de continuidad de ser considerado un amantísimo padre a un degenerado lujurioso. Y eso sin que hubiera variado un ápice su cordial sonrisa.
De hecho el propio Hitchcock lo pondría en práctica en varias escenas de su película La Ventana Indiscreta (The Rear Window, 1954). Si mal no recuerdo la anterior anécdota se desarrolló precisamente durante su rodaje.
Cuando el fotógrafo al que da vida Stewart se dedica a observar al vecindario por medio de unos potentes binoculares le vemos cómo sonríe mientras se deja llevar por su sobrevenida condición de voyeur inofensivo. Los diferentes matices otorgados a esa sonrisa, en apariencia inocente, los proporcionan las imágenes que la cámara nos muestra desde una perspectiva subjetiva: un perrito correteando por el patio, en primer lugar, una joven desnuda en el segundo.

En Youtube me he encontrado con el siguiente vídeo, un anuncio de una marca de refrescos para cuya realización se utiliza una escena de la película Espartaco (Spartacus, Stanley Kubrick, 1960). La gracia del anuncio radica en la contemplación del rostro de Kirk Douglas, pues dado el nuevo montaje las emociones que nos sugiere son muy diferentes a las que originalmente nos mostraba en la película.



En suma, que hasta la publicidad se ha aprovechado de las enseñanzas de Kulechov. Vivir para ver.

LET´S TALK ABOUT THE BLACK BIRD

¿Qué puede mover a lo largo de una misma dirección a un conjunto de desalmados dotados de un caudal de ambición que no conoce límite? ¿Desalmados? Dada la riqueza léxica del español este idioma posee sin duda palabras mucho más precisas y enfáticas para describir de forma más exacta a la caterva de malhechores que conforma el conjunto de personajes que se remueven por las bobinas de celuloide en las que se encuentra plasmado este clásico de John Huston.
Mas no es el momento para la búsqueda de sinónimos sino para referirse a lo que ambicionaban, un objeto que no era más que un pájaro-joya, un halcón, un halcón suntuoso, recubierto de piedras preciosas cuyo verdadero aspecto permanecía oculto bajo una capa de pintura negra, un pájaro negro de incalculable valor, el halcón maltés.





Junten en el mismo encuadre a una mujer fatal que carece de un lugar bajo sus pechos para permitir que en su seno aniden los escrúpulos, a un educadísimo y obeso obseso artístico, en el sentido más abyecto de la palabra –siempre que al arte lo acompañe un alto valor crematístico, por supuesto-; a un untuoso hombrecillo amanerado, portando a dos manos bastón y aroma a gardenias, y a un psicópata cuya cara infantil prueba que los rasgos inherentes a las almas corrompidas no siempre acaban por dejarse traslucir en los rostros sino que las más de las veces se asoman por entre determinados resquicios, bien sea por los ojos o a través de un peculiar rictus de la boca. Júntenlos a todos, la codicia rielando en sus ansiosas pupilas, inclinados alrededor de un paquete. Júntenlos y se formarán una clara idea de los más bajos instintos que puede poseer el ser humano.
A modo de compensación para esta prolija enumeración de malos sentires no existe nada mejor que disponer de la presencia adicional de un detective. Un hombre desencantado y vitriólico, tan cínico que a la vista de los métodos que emplea nadie lo imaginaría como alguien mucho más benevolente que cualquiera de los personajes antes descritos. Unan todos estos mimbres y obtendrán una muestra de cómo la ambición puede arrastrarnos a cualquiera de nosotros hasta la comisión de los mayores desmanes, siempre y cuando uno se embarque, sin la posibilidad de dar media vuelta, en pos de un sueño fabricado mediante el más etéreo de los materiales.



Una vez aclarado con qué clase de gente nos las habemos ya sólo resta incluir a continuación uno de los diálogos cinematográficos que más caló en mi mente. Y esto desde la primera vez que tuve ocasión de escucharlo. Hasta tal punto se quedó grabado en mi cerebro que todavía recuerdo cómo durante mi adolescencia, en una ocasión en la que una colega me pidió que le escribiera una frase en su carpeta (ya saben que hubo una época en la que lo más cool consistía precisamente en iluminar, las más de las veces con no poca torpeza, las carpetas que empleábamos para archivar los apuntes de clase) sólo dudé unos segundos antes de transcribir literalmente esa réplica, aún ignorante de que el verdadero autor del sentido último de esa frase no era otro que cierto vate inglés, por nombre William Shakespeare.

Detective Tom Polhaus: [picks up the falcon] -Heavy. What is it?
Sam Spade: -The, uh, stuff that dreams are made of.
Detective Tom Polhaus: -Huh?

Tom Polhaus (Ward Bond) y Sam Spade (Humphrey Bogart) en El Halcón Maltés (The Maltese
Falcon, John Huston, 1941).




Un diálogo que resume en su extremada cortedad la práctica totalidad de la película. Sí que es pesado, Tom, pues al fin y al cabo está hecho de la materia con que se forjan los sueños. O según las palabras que Shakespeare puso en boca de Próspero:

Our revels now are ended : this our actors
As I foretold you were all spirits, and
are melted into air:
And, like the baseless fabric of this vision
The cloud - capp’d towers, the gorgeous palaces,
The solemn temples, the great globe itself,
Yes, all which it inherit, shall dissolve,
And, like this insubstantial pageant faded,
Leave not a track behind: We are such stuff
As dreams are made of, and our little life
Is rounded with sleep”.

(“The Tempest”, Act IV, Scene 1).

“Nuestros deleites ahora han terminado: estos nuestros actores
como yo te lo anuncié fueron todos espíritus, y
se han disuelto en el aire:
y, semejante a la fábrica sin fundamento de esta visión
las torres cubiertas por la nubes, los suntuosos palacios,
los solemnes templos, el gran globo terráqueo mismo,
sí, y todo lo que de ello se herede (todo lo que de la tierra devenga), se ha de disolver,
y como esta maravilla lujosa desvanecida,
no quedará tras ella ninguna huella: nosotros estamos hechos
del mismo material del que están hechos los ensueños, y nuestra pequeña vida
está rodeada por el sueño.”


(“La Tempestad, Acto IV, Escena I).



Peter Viertel, gran amigo de John Huston, con quien colaboró como guionista en películas tales como La Reina de África, recientemente fallecido, contaba una anécdota acerca del rodaje de esta última. Cada vez que él y Huston querían hablar sobre cuestiones importantes, sobre lo que se debía hacer, empleaban una frase acordada entre ambos: “Let´s talk about the black bird” (“vamos a hablar del pájaro negro”). La misma frase, exacta, que los malhechores utilizaban en El Halcón Maltés cuando iban a hablar sobre sus planes.

Como finalmente el único material que todo lo conforma es el ensueño, fallecidos ambos, Viertel y Huston, sólo nos quedan los retazos de celuloide, los mismos que se escapan en la oscuridad cada vez que son proyectados sobre una pantalla blanca.




Sin embargo aún nos queda como consuelo el rememorar las palabras de Jean-Luc Godard: “La fotografía es verdad. Y el cine es verdad veinticuatro veces por segundo”. Un triste consuelo, mas consuelo al fin y al cabo.

ATERRIZAR SOBRE LOS CLÁSICOS MODERNOS

Como así me aseguró un amigo el verbo inglés to take off posee varias acepciones que van desde la aeronáutica (despegar), las aficiones más o menos lúdicas (saltar) hasta la más metafórica de todas (parodiar).
Pasemos ahora a algo más interesante, que decía John Cleese en varios episodios de Monty Python´s Flying Circus.
Si usted es una de esas personas que, sin que exista por su parte ánimo de ofender, confiesa en público haberse echado una cabezadita a mitad de película en plena proyección de El Señor de los Anillos, si éste fuera su caso, lectora o lector, debería ir pensando en visionar de inmediato la parodia que cierto espíritu creativo tuvo a bien subir a Youtube. Con ello quizás no logre calmar la ira de los seguidores de Tolkien, ni tan siquiera la de los fans de Peter Jackson -ni si a eso vamos a la de los fans de Elijah Wood, Viggo Mortensen y Orlando Bloom- pero sí podrá redimirse por haber cometido la torpeza de perderse parte de la historia.
Desde luego el vídeo se encuentra en V.O., por tanto olvídese de la idea de pedir auxilio a los socorridos subtítulos. Además, dado que éstos no existen en absoluto deberá dejar para mejor ocasión la oportunidad de amortizar de una vez por todas sus clases de chino mandarín. Mas aunque sus conocimientos de inglés sólo le faculten para masacrar delicadamente a sus amistades y colegas durante las esporádicas visitas a los karaokes, a pesar de que aun siendo muy pero que muy benevolentes a sus confrontaciones a primera sangre con la pronunciación correcta ded los vocablos ingleses sólo pueda calificarlas como irremesiblemente insustanciales cuando no inexistentes (que no imperceptibles, para desgracia ajena), y aquí debo aclarar que cuenta con mi apoyo solidario como parte implicada, no debe perderse el presente vídeo por nada del mundo.
En ningún momento le referido cúmulo de carencias le impedirá disfrutar de su desarrollo, y hasta resulta muy posible que valore en su justa medida los esfuerzos que realizó su autor para llevarlo a término.
Mediante un montaje en el que se encajan escenas entresacadas de varias películas clásicas, fácilmente reconocibles a poco que se preste la debida atención, con la presencia de unos efectos visuales insertados con suma destreza, así como unos diálogos qeu nos hacen añorar los tiempos en los que algunos tratábamos de aprender inglés, se nos muestra lo que podría pasar por ser un rebackmake, si es que resulta admisible inventarse semejante vocablo. Una producción Warner que obra el milagro de sintetizar las varias horas que dura el original a un simple manojo de minutos por medio de un chorro nada tacaño de sentido del humor.



Aquí encontrarán los títulos de crédito.


A modo de comentario final les confesaré que el texto precedente no es más que un simple McGuffin.

sábado, 3 de mayo de 2008

MI NOMBRE ERA PRESTON STURGES, YO HACÍA COMEDIAS

"No he sufrido lo suficiente como para hacer películas sobre el sufrimiento de las personas".

El director de cine John L. Sullivan (Joel
McCrea
) en Los Viajes de Sullivan (
Sullivan's
Travels
, Preston Sturges,1941).

El año 1959 fallecía en Nueva York el director y guionista -pueden añadir aquello de la "edad dorada de Hollywood" porque luce mucho- Preston Sturges, uno de los más brillantes guionistas de su época.


El hombre que dejó filmado muy alto y clarito, en su película Los Viajes de Sullivan, cuáles eran las razones por las que se había dedicado al cine, y más en especial a la comedia.


El hombre que dejó escrito un "decálogo" acerca de las que para él eran las líneas a seguir para elaborar comedias:

  1. Una chica guapa es mejor que una fea.
  2. Una pierna es mejor que un brazo.
  3. Un dormitorio es mejor que un cuarto de estar.
  4. Una llegada es mejor que una partida.
  5. Un nacimiento es mejor que una muerte.
  6. Una persecución es mejor que una conversación.
  7. Un perro es mejor que un paisaje.
  8. Un gatito es mejor que un perro.
  9. Un bebé es mejor que un gatito.
  10. Un beso es mejor que un bebé.
  11. Que alguien se caiga de culo es mejor que todo lo demás.
En suma, un cineasta prontamente olvidado, como les suele ocurrir a aquellos dotados de gran talento.




Vaya este post como sencillo y emotivo homenaje.