Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

Bienvenidos a mi hogar. Entren libremente. Pasen sin temor. ¡Y dejen en él un poco de la felicidad que traen consigo!

domingo, 8 de febrero de 2009

¿TARTA? ...VAS (F)HARTATE


En el principio una tarta de crema surcó los aires, sin música de Strauss, aún era la época de las "silent movies", en tiempo real, nada de dieciocho fotogramas por segundo,... Sea la desternillante risa...
Y la risa y las carcajadas cobraron forma.


En cierta ocasión, allá por el año 1913, tal y como contaba el director de cine mudo Mack Sennett, Mabel Norman permanecía sentada en el set, aguardando para hacer su entrada en escena en tanto que su compañero Ben Turpin se ocupaba de rodar su parte. Al mismo tiempo, subidos a un andamio situado a algunos metros por encima de la actriz, unos carpinteros se encontraban inmersos en la labor de reponer fuerzas, comiendo algunas viandas que portaban consigo.
Quiso la ocurrente casualidad que en estas a uno de los operarios se le precipitara al vacío la tarta de crema de la que se disponía a dar buena cuenta, con tan buena suerte para él que Mabel se percató del descuido y con suma destreza la recogió al vuelo en plena caída.

Durante unos instantes la mujer la sostuvo en sus manos, como sopesándola, para devolvérsela acto seguido al carpintero de la forma que consideró más práctica: lanzándosela hacia las alturas. Nada de especial hubiera revestido a ese gesto si no fuera porque en su ejecución no le asistió la fortuna. Contra todo lo que hubiera previsto su puntería no resultó ser todo lo precisa que cabría esperar así que la caprichosa tarta, lejos de trazar lo que pasaría por ser una limpia trayectoria vertical, de vuelta a las manos del técnico, que desde luego era el efecto que pretendía imprimirle cuando se la arrojó, se desvió un tanto caprichosamente para terminar por trazar una parábola que en primer lugar la hizo irrumpir en la zona de rodaje para culminar, acto seguido, su sorprendente paseo aéreo estampándose de lleno sobre la cara del no menos sorprendido Ben Turpin.
Como fuera que la cámara no se había perdido detalle del esponjoso impacto del postre contra la cara de Turpin ni tampoco de la subsiguiente reacción, una mezcla hasta cierto punto lógica de desconcierto, estupor y no escasa turbación ante un ataque tan inesperado, parpadeo incluido, quedaron impresionados en el celuloide los gestos que se dibujaron sobre el rostro del involuntario receptor, bajo los chorretones de merengue que le corrían por ella para acabar cayendo sobre pecho y suelo.

No hará falta agregar que en cuanto en el laboratorio revelaron la película tan oportuna como casualmente filmada también se reveló el indiscutible efecto cómico que la situación llevaba aparejada.

De una forma tan simple cómo la expuesta fue como se descubrió una de las más peculiares formas para provocar la risa incontenible de los espectadores.



"
In the Sweet Pie and Pie" (Jules White, 1941)


Una de las batallas de tartas que más me gustan es la que Blake Edwards incluyó en su particular homenaje, confeso, a las películas de el Gordo y el Flaco, Stan Laurel y Oliver Hardy, una recreación de las características más sobresalientes del “slapstick”: "La Carrera del Siglo" ("The Great Race", 1965).
La razón por la que he escogido esta escena es doble. Además de la comicidad implícita no deja de ser un tierno homenaje a “El Prisionero de Zenda”, una de las películas preferidas del director (opinión que humildemente comparto).
Sin olvidar, por supuesto, otra grandísima escena: la memorable pelea en el "saloon" ("¡dejadme sitio para luchar!").


Príncipe Hapnick: [tastes pie] Umm... brandy! Throw more brandy, throw
brandy! More brandy! Brandy!
[Gets hit again with a pie]
Príncipe Hapnick: Umm... rum! I never mix my pies!


Ante la posibilidad del todo punto lógica de que tras haber visionado la escena previa hayan sentido cómo en el interior de su cabeza ha empezado a madurar la idea de organizar su propio homenaje cinematográfico a continuación les incluyo una receta culinaria, redactada con la inestimable ayuda de un buen cocinero, y, a qué negarlo, aún mejor amigo.





Ingredientes.

(Para ocho raciones, en el caso de se le dé un destino alimenticio; por pura lógica si se empleara a modo de proyectil lamentándolo mucho debo decir que sólo tendría un único uso).
  • 6 huevos (separando yemas y clara),
  • 160 gramos de mantequilla,
  • 22o gramos de azúcar,
  • 1 tableta y media de chocolate derretida,
  • 110 gramos de harina,
  • 150 gramos de mermelada de albaricoque,
  • esencia de vainilla.

Para el glaseado:

  • 150 gramos de chocolate,
  • 150 gramos de azúcar en polvo,
  • 6 cucharadas de agua.

Preparación:


Se elabora una crema utilizando la mantequilla y la mitad del azúcar. Se añade el chocolate derretido, la esencia de vainilla y la yema de huevo, sin dejar de batir en ningún momento.


Se baten las claras a punto de nieve, se añaden a la mezcla anterior muy lentamente y después se vierte la harina.


Se coloca en un molde que a modo de paso previo se habrá untado con mantequilla y espolvoreado con harina y se introduce en el horno durante una hora.


Se extrae del horno y se deja enfriar. Cuando se encuentre frío se corta en sentido transversal y se une con un poco de mermelada. La mermelada que nos reste se calienta a su vez y se extiende sobre la superficie y los bordes del pastel.


En lo que se refiere al glaseado se mezclan chocolate, azúcar y agua. Se calienta todo al baño maría, sin dejar de remover la mezcla hasta que adquiera un aspecto liso y brillante.

Para terminar se recubre toda la superficie con el chocolate, se deja enfriar y ... a emplatar.

Puede servirse acompañado de nata montada, presentada en un recipiente aparte. A este respecto si el uso que se le va a dar es el de ingenio balístico puede decorarse la superficie superior con dicha nata. Hay que recordar que el efecto cómico es directamente proporcional al espesor de dicha capa de nata.





Advertencias finales:

  1. No desestimen el alto potencial destructivo de algo tan aparentemente inofensivo, por sabroso que pueda parecerles.
  2. G. K. Dexter (de ahora en adelante el autor) declina cualquier responsabilidad relacionada directa o indirectamente con cuantas demandas civiles puedan interponerles los involuntarios receptores de sus tartas.
  3. El autor tampoco se responsabiliza de los daños, perjuicios o cualesquiera otras consecuencias que pueda llevar aparejada la puesta en práctica de lo mostrado en este "post", bien sea por omisión, dolosamente o con muy mala (pero que mucho) intención.
  4. Esto sólo es un divertimento.
  5. Las Autoridades Gastronómicas de mi país certifican fehacientemente que no se ha empleado alguna clase de aditamento prohibido por la vigente normativa sanitaria, ni tampoco ingredientes bien artificiales o bien artificiosos, tales como nitrógeno u otros similares, durante la totalidad de la redacción de la presente receta.
  6. Un último consejo: simplemente disfrútenla... ¡Bon appétit!


6 comentarios:

Elphaba dijo...

Maaaaaadre mía de mi vida!
Probaré a hacerla, sin duda. ¿Nos dejarás enlazarla en nuestro nuevo blog?
http://wonka70porciento.blogspot.com/

LASA JOYAS dijo...

Anda que me he puesto perdida de tarta con el post de hoy.. Pero que rica está!
Gracias dulcear con nosotros en tu día.
Un tironcillo duinero.

Carlos Castedo dijo...

Encuentro tu blog vía Mars on Life y me parece excelente.
En mi blog también está el plano final de Tiempos Modernos (no me copié).
Te enlazo.
Un saludo.

G. K. Dexter dijo...

Elphaba.

Por supuesto que podéis hacerlo. ¡Madre del amor hermoso! Ese blog es lo más parecido al paraíso (cine aparte)... Ya está debidamente enlazado.

Buen provecho.

Un saludo cinéfilo.

G. K. Dexter dijo...

Duina.

Es lo menos que podía hacer, compartir tarta con todos, je, je,... El bueno de D*** ya se ocupa de deleitarnos con sus maravillas gastronómicas.

Un abrazote cinéfilo.

G. K. Dexter dijo...

Castedo Merinero.
Bienvenido a mi cafetín cinéfilo. Has llegado en un día muy especial: tarta y café.
Un saludo cinéfilo.