Advertencia: contiene spoilers.
"Hemos venido a enterrarlo y no a alabarlo".
Wendell Armbruster (Jack Lemmon) dictando a una grabadora el panegírico para su padre.
¿Qué extraordinaria catarata de sucesos se desataría si un ocupadísimo ejecutivo norteamericano, resolutivo como el que más, que se encuentra al mando de una corporación que da empleo a cientos de miles de trabajadores, “felizmente” casado y con dos hijos, se viera en la necesidad de abandonar su hábitat natural para visitar la isla de Ischia, en la costa de Amalfi (Nápoles), con la intención de recoger el cadáver de su padre, recientemente fallecido en un trágico accidente automovilístico?
El divertido arranque de la película ya proporciona una idea de cuál será el tono empleado a lo largo de todo el metraje
Pues éste resulta ser el fundamento argumental que nos propone Billy Wilder en esta comedia, “¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?” (“Avanti!”, 1972), confeccionada con mimo a partir de un guión escrito a cuatro manos por el propio Wilder junto a I.A.L. Diamond[1]. Claro que el mantener esta visión epidérmica sería equiparable a pelar un kiwi para quedarse sólo con la piel que lo recubre, tras arrojar el resto del fruto a la basura.
“Avanti!” resulta ser mucho más que eso. De primeras muestra el contraste entre dos formas de vida, dos concepciones diametralmente opuestas de encarar la existencia. Por una parte la propia de Wendell Armbruster Jr. (Jack Lemmon), imbuida de celeridad y eficiencia, tal y como corresponde a quien pasa por ser, y vuelvo a repetirlo, un agresivo ejecutivo (C.E.O., “chief executive officer”) de una multinacional norteamericana (y, para qué negarlo, su personaje también rezuma un tufillo puritano que le impide dar rienda suelta a sus sentimientos). Por otro lado se nos brinda la visión europea, mucho más calma (y en el aspecto moral mucho más liberal) personificada en ese conjunto de personajes liderados por el director del hotel, Carlucci (Clive Revill): Pamela Piggott (Juliet Mills), los hermanos Trotta, Bruno, el italiano que añora el “american way of life” y que pasa por ser más patriota que los propios estadounidenses, o ese personaje a cuyo cargo se encuentra uno de los “sketches” más brillantes, el señor notario de la localidad. No dejen de prestar mucha atención a la coreografía que desarrolla para cumplir con los trámites burocráticos.
Carlo Carlucci (Clive Revill) y Wendell Armbruster Jr. (Jack Lemmon)
Por supuesto que ambas posiciones se encuentran dibujadas con trazo grueso, no exento de cierta ironía; lo contrario, tratándose de Wilder, resultaría inconcebible. Mas por esta vez esa ironía no es tan negra, el sarcasmo no alcanza ese punto amargo al que nos tiene acostumbrados, prefiriendo otorgarle un rostro más amable de lo habitual.
A lo largo del metraje (ciento cuarenta minutos que para algunos resultan excesivos y que para mí, en cambio, se pasan en un suspiro[2]) no se ahorran ironías acerca del resolutivo carácter estadounidense. Un carácter que se haya representado muy bien por J. J. Blodgett (Edward Andrews), el alto funcionario del Departamento de Estado destacado en París, quien en pocas horas acaba por desatascar la situación, eliminando todos los impedimentos burocráticos con los que Wendell se había tenido que enfrentar durante su estancia. Con talante arrollador irrumpe en escena devolviéndole violentamente al mundo del cual procede, cuando ya había claudicado, cautivado por el amor sentido hacia Pamela Piggott.
Pero el cambio ya se ha operado. El Wendell que a su llegada al Grand Hotel Excelsior exclama con tono desaprobatorio que “no es el Hilton” (a lo cual Carlucci, tomando lo que no deja de ser una crítica como un sincero elogio le da las gracias) termina por concertar un acuerdo por el cual regresará, al igual que su padre, cada verano, del quince de julio al quince de agosto.
Porque a fin de cuentas siempre le quedará Ischia…
“¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?” (“Avanti!”, Billy Wilder, 1972). Interpretada por Jack Lemmon, Juliet Mills, Clive Revill, Edward Andrews, Giancarlo Barra.
NOTA ADICIONAL: Como suele ocurrir la crítica se dividió en dos bandos antagónicos, desde los que la recibieron con los brazos abiertos (“una comedia de primera categoría”, según Variety) y aquellos que se ensañaron sin sombra de piedad ("resulta difícil creer que este agrio chianti proceda de las exquisitas viñas de Billy Wilder e I. A. L Diamond", Cue).
Al tiempo la opinión de Wilder acerca de esta película no resulta ser demasiado laudatoria. En alguna ocasión mencionó el desencanto que hizo presa de él a la hora de dirigir las películas posteriores a “Un, Dos, Tres” (1961), opinión debida fundamentalmente a la lluvia de críticas que llovieron a partir de ese momento sobre el resto de su filmografía. En cuanto a “Avanti!” afirmó: "Y se me ocurre algo respecto a ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?: habría sido más atrevido y dramático que el hijo descubriera que su fallecido padre viajaba a Italia, no porque tuviera allí una amante, sino porque era homosexual. Entonces sí que se habría convertido en una película atrevida. Tal y como es la película, es demasiado íntegra, demasiado correcta, demasiado suave. El padre tiene una amante; en estos momentos, eso puede pasarle a cualquiera".
[1] A este respecto resulta interesante mencionar la peculiar relación que Wilder mantenía con sus guionistas, una relación tirante y tiránica que, sin embargo, acababa dando como resultado refulgentes joyas, y alguna que otra crisis de nervios. Para más información a este respecto puede leerse el artículo publicado en la web “Lo que yo te diga”.
[2] Entre los múltiples recortes que guarda en su archivo el señor Pond nos encontramos con uno correspondiente a la revista “Blanco y Negro” del 18 de marzo de 1990. Corresponde a la página dedicada a las críticas de cine realizadas por Julián Marías. Su primer párrafo no puede ser más revelador: “Al cabo de muchos años he vuelto a ver esta película de Billy Wilder, Avanti! Tenía la impresión de que su duración era la normal, aproximadamente hora y media; al mirar el reloj me di cuenta con asombro de que había durado casi dos horas y media. No se puede hacer mejor elogio de una película […]”.
2 comentarios:
Ni recuerdo la cantidad de veces que habré podido ver esta película. No tenía ni idea de que era tan larga, me he quedado de piedra al saber que dura 140 min. porque a mi siempre se me hace muy corta. Lemmon está genial, es uno de mis papeles favoritos, y ella con su complejo de "gordita" es de lo mejor! Aunque me da cierta congoja siempre que acaba y el coge el avión, aunque se sepa que volverán a verse todos los años, pero queda cierto regustillo agridulce al final.
En fin, sin darme cuenta he metido un spoiler, lo siento, glups, pero es que esa parte de la peli me toca la fibra sensible...
Saludos Dexter!!
Blas.
Si es que sin darte cuenta te acaba rodeando la situación.
No te preocupes por tu "spoiler", yo mismo incluí algunos (de ahí la advertencia inicial), aunque, y pensándolo bien, qué mejor "spoiler" que el propio título que le dieron en España ;)
Un saludo cinéfilo.
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