Un espacio destinado a charlar acerca del cine, saboreando una taza de café (puede que más), sentados en torno a una mesa. Por el simple gusto de hablar por hablar acerca de una pasión compartida por una reducida infinidad, así nomás como son estas cosas.

Bienvenidos a mi hogar. Entren libremente. Pasen sin temor. ¡Y dejen en él un poco de la felicidad que traen consigo!

martes, 22 de diciembre de 2009

YA ESTÁ AQUÍ LA NAVIDAD






Quiero romper con mi costumbre de incluir las dedicatorias en el
momento en que elaboro los relatos. Una vez transcurridos varios meses desde que
di por concluido éste conocí a un hombre al que le deseo agradecer varias cosas;
cómo soy un juntador de palabras no he encontrado una forma mejor para hacerlo que por
medio de esta dedicatoria. Así que dejo a un lado mi modo habitual y corro a tomar la
incorporación a la autopista.
Para ti, Salva, con un abrazote y, por qué no,
en la compañía de al menos un par de cervezas que la del otro tipo ya nos
encontrará a nosotros.




“En Navidad servicios muy especiales”.
“Si no queda satisfecho
le devolvemos su dinero”.

Frases entresacadas de
Novedades”, un folleto publicitario de El Corte Inglés
(Navidad del año 2004).





A la ciudad no llegaban las Navidades hasta que el Gino´s vestía sus mejores galas. Incluso la competencia era admitida de forma tácita si bien a regañadientes por determinado centro comercial al que venía caracterizando desde antiguo su arraigado espíritu navideño. Por otro lado no era menos cierto que uno de sus directivos se dejaba caer de tanto en tanto por alguno de sus taburetes, y según se terciara la cosa incluso hacía extensible su presencia al propio suelo.



Cómo refulgían las guirnaldas, las luces y las estrellas de colorines. Entonces se entonaban cánticos de todo tipo, las más de las veces salaces. La concurrencia los coreaba con tal sentimiento que casi lograban compensar la patente carencia de cualquier armonía musical. Hasta el propio Norberto, contagiado por el sentir general, aparecía más risón que de costumbre. Tanto le gustaba aquel ambiente que solía mantener una parte de la decoración durante el resto del año a modo de recordatorio. Ya fuera un poco de espumillón cada vez más y más amarillento por la nicotina o una simple pareja de globos a los que entrelazaba una cadeneta de vivos colores.

Personalmente si me viera obligado a escoger una de entre aquellas Navidades me quedaría con las vividas en el noventa y seis. Norberto maquinó la ocurrencia de decorar la fachada con la estampa de un Nacimiento. Algo inusitado si se considera que se autocalificaba a sí mismo como un ateo de rancio abolengo y hasta con carné. De la ejecución práctica de la idea se hizo cargo la inventiva de Colás Canales.


Era este Colás un artista un tanto sui generis lo cual les ayudará a formarse cabal idea acerca de dónde se encontraban los límites de sus capacidades. Había obtenido el título sin haber pisado nunca a modo de paso previo academia o facultad alguna, autodidacta por nacimiento y devoción, reidor y amigo de sus amigos, y además un verdadero pedazo de pan. Bastaba con observarle para saber cómo era realmente pues el alma le afloraba a la piel, y según opinión de los demás su arte conjugaba perfectamente con su forma de ser.


Por mis inquietudes personales he podido disfrutar en vivo de algún que otro ejemplo de lo que individualizáis como obra de arte mas debo confesar que nunca en toda mi vida me había sido dado contemplar un Nacimiento como el que acabó saliendo de sus manos.


San José se reía con grandes carcajadas sujetándose una panza que sus holgados ropajes a duras penas disimulaban, al tiempo que convidaba a los pastores a una nueva ronda de cerveza. María, a su lado, muy maternal, refulgente en su recién estrenada condición de madre, no despegaba los ojos arrobados del Niño a cuya salud no dudaba en brindar zarandeando un vaso lleno de vino hasta el borde con el consiguiente peligro de verter su contenido por túnica, cabellos y bebé. Este último, mientras tanto, yacía rechonchito en su cuna, ahíto de felicidad, sin perderse un solo detalle de la escena que se desarrollaba a su alrededor.


El señor Arzobispo tuvo el gesto de referirse a la representación iconográfica en los siguientes términos: “Una muestra de indisimulado mal gusto, irreverente, chabacana y zafia a partes iguales, muy propia de los frutos nacidos de las mentes retorcidas que para desgracia de los creyentes caracterizan a ciertas hordas de herejes, los cuales desafortunadamente no habían sido exterminados durante el transcurso de la Santa Cruzada liberadora”. E impregnada el resto de su redacción con el tono referido quedó cincelada en una carta-sermón dirigida al director de un periódico, al punto publicada en la edición dominical. Sin embargo, a pesar de éstas y otras voces airadas que se levantaron ante “un nuevo ejemplo del libertinaje que viene caracterizando a nuestra sociedad” (y sigo citando de memoria la tronante pastoral eclesiástica) no se retiró la obra (“el engendro”), por lo que yo sé ni uno solo de los habituales, en su mayoría ateos indignos de salvación y por ende condenados desde mucho tiempo atrás al fuego eterno por sus convicciones, emitió protesta alguna.


Ni que decir que Colás cobró en especie su cuadro. Aún se rememora la animadísima francachela de Nochevieja durante la cual la totalidad de las rondas corrieron por cuenta de la Sagrada Familia. Al fin y al cabo, y tratándose de beber, los clientes del Gino´s se encontraban dispuestos a flexibilizar en cierta medida sus opiniones acerca de ciertos dogmas comúnmente creídos.

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