A buen seguro que aquel experto en caballos no se había enfrentado antes con un reto semejante, y eso que experiencia no le faltaba. Durante cuatro décadas Glenn Randall se había ocupado de adiestrar a los caballos que participaban en las películas de Hollywood. Una larga carrera en la que había ejercido también como profesor de equitación de los actores de los westerns de los héroes Hopalong Cassidy y Roy Rogers.
Una de las escenas más impresionantes de la película Ben Hur (William Wyler, 1959), que incluso fue objeto de un homenaje por parte de George Lucas en La amenaza fantasma, es precisamente la carrera de cuádrigas. Seguro que recuerdan aquella competición en la que a lo largo de un recorrido de casi cuatro kilómetros, vuelta tras vuelta hasta completar un total de nueve (marcadas por los pececitos dorados que iban bajando uno a uno), otras tantas cuádrigas se enfrentaban con una ferocidad tal que muchas de ellas acababan volcando entre el fragor producido por los cascos de los caballos y el rechinar de las ruedas. Una escena impactante cuyo rodaje el director, Wyler, dejó en manos de dos expertos especialistas: Andrew Marton y Yakima Canutt.
El encargado de amaestrar a los caballos que tiraban de esas cuádrigas en frenética competencia no era otro que el propio Glenn Randall. Para el rodaje se le proporcionaron setenta y ocho caballos procedentes de Sicilia y de la antigua Yugoeslavia, por lo que según confesaba el especialista su mayor dificultad a la hora de realizar los preparativos consistió precisamente en hacerse entender por los equinos. Según sus palabras “lo más difícil de todo fue enseñarles inglés”, para añadir que “pero en cuanto empezaron a entender todo lo que les decía, lo demás fue pura rutina”.
A la luz del resultado quizás pecara un poquito de modesto.
Una de las escenas más impresionantes de la película Ben Hur (William Wyler, 1959), que incluso fue objeto de un homenaje por parte de George Lucas en La amenaza fantasma, es precisamente la carrera de cuádrigas. Seguro que recuerdan aquella competición en la que a lo largo de un recorrido de casi cuatro kilómetros, vuelta tras vuelta hasta completar un total de nueve (marcadas por los pececitos dorados que iban bajando uno a uno), otras tantas cuádrigas se enfrentaban con una ferocidad tal que muchas de ellas acababan volcando entre el fragor producido por los cascos de los caballos y el rechinar de las ruedas. Una escena impactante cuyo rodaje el director, Wyler, dejó en manos de dos expertos especialistas: Andrew Marton y Yakima Canutt.
El encargado de amaestrar a los caballos que tiraban de esas cuádrigas en frenética competencia no era otro que el propio Glenn Randall. Para el rodaje se le proporcionaron setenta y ocho caballos procedentes de Sicilia y de la antigua Yugoeslavia, por lo que según confesaba el especialista su mayor dificultad a la hora de realizar los preparativos consistió precisamente en hacerse entender por los equinos. Según sus palabras “lo más difícil de todo fue enseñarles inglés”, para añadir que “pero en cuanto empezaron a entender todo lo que les decía, lo demás fue pura rutina”.
A la luz del resultado quizás pecara un poquito de modesto.
Ben Hur (William Wyler, 1959)
La escena completa de la carrera ocupa unos veinte minutos de los cuales la mitad corresponden a la carrera propiamente dicha.
2 comentarios:
creo recordar que yakima cannut aparece en una de las secuencias más famosas de La diligencia, como doble de John Wayne, intentando parar la enfervecida estampida del carricoche.Además de director de la segunda unidad en varias películas, fue un especialista reconocido y admirado. Un saludo.
Landi, estaba buscando precisamente el nombre del especialista que salta sobre los caballos al galope que tiran de la diligencia. Gracias por el dato.
Un saludo cinéfilo.
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