Se murió Robert Anderson (1933-2008).
A muchos, yo mismo entre ellos, su mero nombre no les dirá nada. Sin embargo bastará con añadir que era el Bailey chico en “Qué bello es vivir”, aquel al que una niña confesaba su amor mediante un susurro muy quedo, pronunciado al oído enfermo por el que no podía oír. Claro que sí, ¿quién no la ha visto al menos una vez en su vida, posiblemente en Navidad?
Uno más.
1 comentario:
Si yo tuviera un millón de dolares...¡Perrito caliente!
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