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martes, 5 de agosto de 2008

A CARCAJADA LIMPIA Y TAN SIQUIERA SIN DESPEINARSE

El debut de Richard Widmark no pudo ser más espectacular e impactante. Su recreación actoral del psicópata Tommy Udo le abrió de par en par las puertas de la fama al tiempo que dejó sobrecogidos a los espectadores que asistieron a su exhibición de maldades.
¿Quién no recuerda al desalmado,... -sustituyan ustedes mismos los anteriores puntos suspensivos por los adjetivos más coloristas e intensos que se les vengan a la cabeza- que cometió la villanía de arrojar a una indefensa inválida escaleras abajo, silla de ruedas incluida?





El beso de la muerte (Kiss of Death, Henry Hathaway, 1947)


El guión de este filme es obra de Ben Hecht y Charles Lederer. Esta fértil pareja de guionistas ya habían colaborado con anterioridad en otro clásico, aunque éste fuera de un signo muy diferente, la screwball comedy Luna Nueva (His Girl Friday, Howard Hawks, 1940), que a su vez estaba basada en la obra teatral que ellos mismos habían escrito mano a mano unos años antes: The Front Page.


Por cierto, y con la sana intención de introducir un poco de cotilleo en este post, habría que añadir que la tía materna de Charles Lederer no era otra que Marion Davis, la amante de William Randolph Hearst, el omnipotente magnate de la prensa. Precisamente el individuo en cuya vida se basó Orson Welles para trazar el retrato del personaje principal de su Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941), una película en cuyo guión también participó Herman J. Mankiewicz, hermano del director de cine Joseph L. Mankiewicz, y a la sazón a quien se debe el haber convencido a Ben Hecht para viajar hasta la meca del cine (léase Hollywood).
Un último apunte, Orson Welles, deseoso de figurar para la posteridad como único autor del guión de Ciudadano Kane trató de comprar el reconocimiento de la co-autoría de Herman, proponiéndole a cambio el entregarle un abultado cheque bajo la condición de que no figurara en los títulos de crédito. Como éste dudara acerca de cuál debería ser la decisión a tomar ante un ofrecimiento tan suculento decidió pedir consejo a su amigo Hecht el cual le soltó una lacónica recomendación: “toma el dinero y corre”. Sin embargo Herman no hizo caso al acertado consejo y al final se quedó sin el cheque, aunque a cambio su nombre sí que figuró en los títulos de crédito.


Mas, como diría el bueno de Moustache (Lou Jacobi) esas son otras historias.

2 comentarios:

BUDOKAN dijo...

Como sabes que me encantan los clásicos no tengo más que admirar este post sobre uno de los grandes personajes del cine. Saludos!

G. K. Dexter dijo...

Sin lugar a dudas aquí Richard Widmark borda su papel, como suele decirse. Cada vez que revisito esta escena no puedo evitar removerme en el sillón.
En cuanto al cine clásico confieso que es mi debilidad, "it´s the romantic in me".

Un saludo cinéfilo.