[El texto de este artículo (confío en su indulgencia a la hora de admitir esta valoración) fue incluida en una revistilla (una serie de folios fotocopiados, escritos con el procesador de textos) elaborada hace ya casi una década. Al limpiar los archivos del ordenador me lo encontré de súbito].
Voy a hablar de un hombre que aunque cuando nació allá en Clarinda, Iowa, un primero de marzo, con el pasado siglo muy poco empezado, pues corría el invierno de 1904, recibió el nombre de Alton Glenn Miller, aunque sería con el segundo con el que le conocerían mundialmente.

Sus primeros pasos los dio como intérprete de trombón en una orquesta de su colegio, y no sería hasta 1923 cuando por fin debutaría junto a Boyd Senter, contaba con diecinueve años.
En 1937 fundó su primer conjunto y empezó a desarrollar su estilo propio de ejecutar el swing, lo que se conocería como el Miller sound, basado en un grupo de cuatro trombones junto con un clarinete, él mismo era un brillante ejecutante de este instrumento. Por medio de sus actuaciones muy estudiadas, cercanas a lo que podría considerarse un verdadero concierto sinfónico (el espectáculo coreográfico de los componentes de la banda de ejecutantes así lo parecía) y acompañado de su nueva concepción del ritmo logró cautivar al público que asistía a sus actuaciones.
Sería en 1939, unos tiempos para nada pacíficos, cuando por fin la fama acabaría por mostrarle su sonrisa, una fama que hasta entonces se había mostrado esquiva
[1].
Con la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial se alistó en las fuerzas aéreas con el grado de capitán, donde organizó la
Orquesta de las Fuerzas Aéreas para entretener a los soldados norteamericanos que se encontraban destacados en Europa, labor esta a la que también se dedicarían otros artistas como
Bob Hope o la propia
Marlene Dietrich.
Tras la liberación de París a finales del mes de agosto de 1944 se fue consolidando el avance aliado hacia Alemania. Con motivo de las festividades navideñas se decidió retransmitir un recital de la orquesta de
Glenn Miller desde París. Éste, que por aquel entonces se encontraba en Londres, decidió tomar un pequeño avión militar junto con otros dos amigos en una base aérea cubierta por la niebla. Ese aeroplano jamás llegaría a su destino, su rastro se perdió por completo mientras sobrevolaba el Canal de la Mancha.
Aquel fatídico 15 de diciembre de 1944, mientras la 24ª División de Infantería norteamericana desembarcaba en Mindoro (Filipinas), el mayor
Glenn Miller (hacía poco que había sido ascendido) desaparecía
[2] junto a los demás ocupantes mientras sobrevolaba el mar.
Una vida como la suya poseía todas las características necesarias para ser llevada al cine
[3] y al cabo de los años contó con el acostumbrado
biopic (
biographic picture) a cargo de
Anthony Mann, una pura obra de encargo, en el que
James Stewart se ocupaba de encarnar al músico. Se trataba de
Música y lágrimas [4] (
The Glenn Miller Story, 1953).

La película era una producción de la
Universal que con gran cuidado y maestría mostraba una visión resumida, el tiempo se encontraba limitado a sólo dos horas escasas (ciento doce minutos), de la vida de
Glenn. El planel artístico y técnico era de auténtico lujo: el propio
Anthony Mann, un director excelente, y en este caso dirigiendo a
James Stewart[5] en una película muy lejana al
western (género en el que habían participado juntos en varios títulos
[6])); una
June Allyson[7] bellísima, incorporando a una deliciosa
Helen Burger, la esposa de
Miller;
Henry Morgan[8];
Sig Ruman[9] (en un papel secundario); el operador
William Daniels (el director de fotografía personal de
Greta Garbo);
Henry Mancini, autor de los arreglos musicales;…
Los que gusten de la música de
Miller no se sentirán defraudados pues sus melodías sirven como acompañamiento a lo largo de todo el metraje:
Moonlight serenade (tema con el que se daría a conocer),
Pennsylvania 6-5000,
Chatanooga Choo Choo,
In the mood[10],
Tuxedo Junction,
Little brown jug,… Además también pueden disfrutarse algunos cameos a cargo de músicos de la talla de
Louis Armstrong o el batería
Gene Krupa.
Sin más les dejo con un fragmento de la película y su música...
[6]Concretamente fueron un total de cinco, a saber: Winchester 73 (Winchester 73, 1950), Horizontes lejanos (Bend of the river, 1952), Colorado Jim (The naked spur, 1953), Tierras lejanas (The far country, 1955) y El hombre de Laramie (The man from Laramie, 1955).
[7]Una actriz que ya había trabajado con anterioridad en películas como Mujercitas (Little women, Mervyn LeRoy, 1949), segunda versión de la novela de Louise Mary Alcott, la primera la había dirigido George Cukor. Con posterioridad a esta película participó casualmente en otro biopic, junto al propio James Stewart, aunque lo cierto es que no fue nada casual. Dado el éxito de la película de Mann los estudios decidieron sustituir a la primera elegida, Donna Reed, la pareja de Stewart en Qué bello es vivir (It´s a wonderful life, Frank Capra, 1946), por June. Se trataba de la película The Straton Story (Sam Wood, 1949), la historia de un jugador de beisbol.
[8]Al que se recordará por su caracterización del coronel Potter en la serie M.A.S.H., versión televisiva de la película homónima de Robert Altman (1970), basada en un libro que con el mismo título escribió Richard Hooker.
[9]El malvado característico en muchas de las películas de los Hermanos Marx.
[10]A destacar la escena en la que Glenn Miller y la orquesta interpretan este tema en un concierto al aire libre en lo que parece ser un hospital militar a las afueras de Londres. A pesar del próximo impacto de una bomba volante V-1 los músicos no dejan de tocar.
Además era la que se empleaba en la radio para acompañar al avance de las tropas estadounidenses.