300, 340, 390, 347, cuentas anuales,… Ciertamente la de contable o contador es, a pesar de las apariencias, una profesión sumamente arriesgada, máxime según quién sea el cliente al que le lleves las cuentas.
“Los Intocables de Elliot Ness” (“The Untouchables”, Brian de Palma, 1987)
A modo de consuelo el cine, a lo largo de su dilatada historia, nos ha ido proporcionando un amplio muestrario de otras profesiones no mucho menos temerarias.
Una pequeña molestia en la boca y empieza a temblarte hasta la propia tarjeta de crédito.
“Marathon Man” (John Schlesinger, 1976)
La de la hipoteca parecía una buena idea. ¿Quién iba a pensar que al banco le iba a parecer aún mucho mejor? No por nada él será el auténtico propietario del inmueble hasta que se extinga la séptima generación de la séptima generación. Menos mal que siempre aparecen ciertos defectillos y vicios ocultos que ponen una nota de color en la fría relación contractual. Por no hablar de derramas, reuniones con vecinos temperamentales, propiedades horizontales que se convierten en verticales a la hora de pagar la mensualidad y demás zarandajas añadidas…
“Esta Casa es una Ruina” (“The Money Pit”, Richard Benjamín, 1986)
¿Le gusta experimentar con el empleo de las últimas tecnologías? ¿Busca su particular “partícula de la verdad”, el "opus nigrum" culinario, en una reducción de salmorejo a las finas hierbas con nitrógeno líquido? Entonces sentirá cómo ante usted se abre un mundo de insospechadas posibilidades. Sólo es cuestión de ser una persona muy imaginativa a la hora de elegir los más adecuados alimentos de la temporada: cocinero galardonado con las tres estrellas de la Guía Michelín.
Pero recuerde, el tranquimazín no es un aliño, por ahora.
“El Cocinero, el Ladrón, su Mujer y su Amante” (“The Cook, the Thief, His Wife and Her Lover”, Peter Greenaway, 1989)
¿…informático? “You are being irrational. Go back to bed” (Colossus, aka cualquier S.O. al uso, al Dr. Charles Forbin).
“Coloso, el Proyecto Forbin” (“Colossus, the Forbin Project”, Joseph Sargent, 1969)
Pero sin lugar a dudas la más arriesgada de todas, la más terrible sin comparación posible, la que se lleva la palma, no es otra que la de bebé.
“Acorazado Potemkin” (“Bronenósets Potyomkin”, Sergei Eisenstein, 1925)
Espero por mi bien que todo cuadre.
6 comentarios:
Jajajaja, desde luego, la de bebé es la más arriesgada, no solo queda clara en el "Acorazado Potemkin", que yo no recordaba, sino en la casi clónica escena de "Los Intocables de Elliot Ness", aunque hayas preferido al contable en este caso, que al fin y al cabo es quien más amenazas puede recibir, jeje... Te falta alguna escena con abogados... A ver si se me ocurre alguna... Seguro que a tí sin duda...
Saludos!
Pd.: Me ha encantado recordar el cuadre contable de Jack Lemmon en el inicio de "El Apartamento".
Blas.
Un buen amigo desde que éramos niños es precisamente abogado. Como su "facu" estaba pegada a la mía conocí a muchos compañeros de estudios y futuros colegas de profesión... Y sin embargo ni se me ocurrió incluirlos.
¡Este error hay que subsanarlo ipso facto!
A modo de entremés.
Un saludo cinéfilo.
Gracias por servirme el entremés en "bandeja del plata". Estaba en su punto, jejeje.
Saludos.
Blas.
Decididamente uno hace juegos de palabras hasta cuando ni siquiera lo pretende.
Para mí, el hablar de abogados siempre me retrotrae a Walter Mathau, con permiso de Newman, Peck y Laughton, claro está.
Un saludo cinéfilo.
Un lujazo de abogados, Paul Newman, ni digamos, pero G. Peck es el prototipo que todos los letrados quisiéramos ser interpretando su papel de Atticus Finch en Matar a un Ruiseñor. Y Laughton con la Dietrich... A pesar de su hieratismo, esta actriz siempre me ha fascinado, aunque según sus biógrafos, realmente era hielo puro. Fíjate que yo a Laughton siempre me lo imagino interpretando a Enrique VIII...?
Yo también he recordado dos pelis también de letrados:
- "Peligrosamente Juntos"
- "La Costilla de Adam" (que te la podría recitar sin tener que mirar la pantalla de la de veces que la habré visto). Para mi gusto, ésta película es una buena recomendación para una tarde de Domingo... Y me voy a hacer caso a mí misma, jejeje.
Saludos.
Blas.
Entre Winger vs. Redford y Hepburn vs. Tracy me inclino por el segundo juicio; je, je,..., no por nada siempre me han atraído más los clásicos. Sin embargo cada vez que emiten la primera por TV procuro no perdérmela.
Que sea un satisfactorio visionado, cosa que desde luego no dudo ni por un instante.
Un saludo cinéfilo.
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