Comienzo marzo con aire triunfal. No es para menos ya que han de saber que se trata del duodécimo mes de vida de este jovencito cafetín cinéfilo. A lo largo del mismo voy a ir publicando una serie de posts que por variadas razones he ido dejando a medias en mi cuaderno. Sí, como "emigrante digital" (magister dixit) aún necesito acudir a las anotaciones manuscritas.
El primero de ellos, uno de los últimos compromisos anotados, es un homenaje a Anton Walbrook, el actor que tanto me ha hecho disfrutar con sus caracterizaciones de Boris Lermontov (¿un personaje inspirado en Diaghilev?) y Theo Kretschmar-Schuldorff .
En primer lugar les incluyo un vídeo de Youtube, el homenaje de una fan italiana. Aparte de las bellas imágenes hay que mencionar la maravillosa (con mayúsculas) música que ha escogido para acompañarlas. Creo haber mencionado alguna que otra vez que adoro a Brahms, y muy en especial su concierto doble y, por supuesto, también su concierto para violín (narrar mi asistencia a una audición de ambos, en una misma sesión, en el Auditorio, constituiría lo que Moustache resumía muy acertadamente con tan sólo cinco palabras: "pero esa es otra historia").
Para quienes deseen obtener más información me permito sugerirles la visita a la web desarrollada por fans de este actor austriaco (cortesía del D.B.I. de "El Loro Azul").
7 comentarios:
Creo que ya te comenté mi admiración por este actor en su interpretación de las "Zapatillas Rojas", como bien dices en tu artículo, estaba fantástico. Respecto a si su papel estaba basado en Sergei Diaghilev... No sé, no sé... Quizás en algunos rasgos. Puede basarse en que sus obras nunca estaban exentas de polémica por sus ansias de experimentar y crear, además de por su carácter algo reservado y "borde", ya que le importaba poco lo que la gente opinara de su obra, siempre y cuando a él le convenciera, y era muy auto-exigente, de tal modo si no le convencía a él, mala cosa. También se rodeaba siempre de lo mejor, y me refiero a la gran Anna Pavlova y Vaslav Nijinsky... Coreógrafos y bailarines de fama mundial (y merecida). Su buen gusto era digno de encomio, y provenía de familia aristocrática. Sin embargo, Diaghilev era abiertamente homosexual, y aunque la película pertenecía a una época en la que esa clase de cosas no se mostraban a las claras, sí que formaba parte importante de su carácter. Sin embargo, Anton Walbrook le dá una caracterización tan masculina, incluso en la pelicula, no se demuestra con claridad su extraño capricho por sus primeras bailarinas (ver pero no tocar), no se refleja para nada esta característica tan peculiar... Su parecido físico y su forma de vestir sí parecen seguir la línea de Diaghilev...
En fin, todo este rollo para decirte, que puede ser cierto y que tengas razón...
Saludos.
Blas.
Has analizado, punto por punto, lo que para mí sólo era una evocación, una idea sugerida por la actuación del gran Walbrook. Una verdadera delicia que se une al recibimiento que me ha brindado mi propia lista musical: "Memorias de África".
Un saludo cinéfilo.
P.D.: este mismo sábado tuve ocasión de resarcirme y volví a visionar "My Fair Lady".
Es que le has tocado en su punto débil: el ballet :P
Gracias Dexter, lo mismo digo, como siempre que entro en tu blog...
Elphaba... ¡Vocazas! Jajajaja (es broma);P
¡¡Por Dios!! Me acabo de dar cuenta de que he llamado a Elphaba ¡¡¿¿bocazas con "V"??!!! Espero que fuera el día de mi virus estomacal, si no, no tengo perdón... En fin, me voy a escribir en un cuaderno cien veces "Bocazas se escribe con "B" de Burra" y luego iré a hacerme el Hara-Kiri...
Blas.
¡Hum! Un "lapsus linguae" sin más, aunque la reacción entre Mishima y los métodos de la E.G.B. no tenga precio.
Un sarludotte cisnéfilo.
Jajaja... Gracias Dexter, pero cuando ví tal aberración ortográfica casi me patinaron las lentillas...
Publicar un comentario